El ABC de los lunares

Los dermatólogos y sociedades médicas coinciden al afirmar que la clave ante el cáncer de piel radica en la observación y la detección precoz. Desde el Hospital Guillermo Rawson, la jefa del servicio de Dermatología, doctora Amalia Rueda explicó a notiSalud la importancia del autoexamen.

La doctora Rueda brindó las recomendaciones para tener en cuenta ante la presencia de lunares.

Los lunares (o nevos melanocíticos) son comunes en todas las personas. Los nevos predominan en las zonas más expuestas al sol pero pueden localizarse en cualquier parte de la piel.

¿Cómo son los nevos?
Los nevos normales o comunes suelen ser planos o de forma redondeada, simétricos, de bordes regulares y de un tamaño menor a 5-6 mm. Algunos comienzan como una mancha y con los años toman relieve de color más claro y se ablandan. En ocasiones pueden crecerles pelos.

Algunos nevos, llamados atípicos, tienen mayor riesgo de transformarse en una forma de cáncer de piel denominada melanoma. Dermatología.

¿Qué son los nevos atípicos?
Suelen ser de tamaño mayor a 6 mm, de forma levemente asimétrica y de varios tonos de marrón rosado y ser diferentes entre sí. Predominan en el pecho y en la espalda pero pueden ubicarse en cualquier parte de la piel y tienen mayor riesgo de transformación maligna.

Habitualmente aparecen en personas con gran cantidad de nevos (más de 100) y en ocasiones los presentan varios miembros de la misma familia.

¿Cómo controlar los nevos?
Consultá a un dermatólogo ante cualquier cambio que notes en un lunar o mancha, o ante heridas que no cicatrizan.
Observá tus lunares y manchas personalmente en forma periódica, con ayuda de espejos y de otra persona.
No olvides las palmas y plantas, la región genital, el cuero cabelludo, la boca, el interior del ombligo, las axilas, etc.

regla ABCDE

A de Asimetría. Se refiere a cuando las dos mitades del lunar o marca de nacimiento no se corresponden, es decir, no son iguales. A mayor asimetría, mayor riesgo.

B de Borde. Que los bordes sean irregulares, difuminados, dentados o poco definidos es mala señal.
C de Color. Debe alertarse especialmente en caso de color poco uniforme y con sombras color marrón o negras, algunas veces incluso con manchas rosadas, rojas, azules o blancas.

D de Diámetro. Es una señal de advertencia que un lunar mida más de 6 milímetros de diámetro (lo que equivale aproximadamente al ancho de la goma de un lápiz). No obstante, este no es el indicador más fiable, ya que hay melanomas más pequeños.

E de Elevación. Que un lunar que siempre ha sido plano de repente engrose o se abulte es una muy mala señal.

Otros dermatólogos prefieren, no obstante, identificar la letra E con “evolución”. Y, de hecho, para el dermatólogo Sergio Vañó ningún parámetro sería tan importante como este último: “Si un lunar no ha cambiado en 10 años, aunque sea feo, asimétrico e irregular, no va a ser el origen de un cáncer de piel. Sin embargo, sí hay melanomas muy incipientes que nacen como lunares simétricos y después crecen”.

Hay otras señales que también podrían estar apuntando a un cáncer de piel:
Una llaga o herida que no cicatriza.
La propagación del pigmento del borde de una mancha por la piel circundante.
Un enrojecimiento o una hinchazón más allá del borde del lunar.
Una sensación nueva y repentina en la mancha o lunar (comezón, sensibilidad o dolor, por ejemplo).
Cualquier tipo de alteración en la superficie de un lunar (descamación, exudación, sangrado o la aparición de una protuberancia o bulto).
El invierno, la mejor época del año para autoexplorarse, porque la piel no está bronceada, y entonces es buen momento para hacerse un estudio de la piel a fondo.

Ante la mínima duda, lo mejor es acudir sin demora al especialista.

 

Fuente: Sociedad Argentina de Dermatología

By | 2019-09-20T13:17:32+00:00 julio 15th, 2019|Dermatología, Especialidades, Oncología|Comentarios desactivados en El ABC de los lunares